Él estaba sentado, con la mirada fija en los alumnos que rondaban por el amplio salón haciendo piruetas y malabares. Ella vio en el reflejo del espejo como la miraba, se percató de que él tenía ojos de ángel y el cuerpo de un dios griego... <>, es una lástima que no le volveré a ver... que equivocada estaba.
Él le dijo -yo no se bailar-, -no te preocupes, solo siente el movimiento de mi cadera y síguelo con tus pies- le dijo ella, bailaron así toda la noche y al final de la misma él se acercó a su oído y le dijo: -no puedo dejar de sentir tu cadera, vamos a donde estemos solos-, ella asintió y en un rápido movimiento se tomaron de la mano y caminaron hacia la salida.
Recostada, sobre la cama veía la silueta de él a la luz de la luna, <>, él volteó y la vio desnuda esperando que él diera paso a lo siguiente, lentamente se dirigió a la cama y beso todos y cada uno de sus rincones, ella no podía más con su excitación, se tocaba y se retorcía. Cosa rara, pero cuando el la penetró las lágrimas corrían por las mejillas de ella, él le decía, no quiero lastimarte, dime qué es lo que pasa?, ella sentía que el cuerpo se le partía en dos, no era dolor físico, se trataba de un dolor más allá de lo que el cuerpo puede soportar... el dolor era por un amor perdido, que había recordado al hacer el amor con él.
-Le extrañas verdad?, yo también tengo dolor en mi corazón, siento haberte llevado a esto, la abrazó y beso su hombro.
Una complicidad nació entre ellos, una amistad creció en sus corazones, a diario se llamaban, a diario se confirmaban lo mucho que les importaba su amistad, hasta que un día mientras veían la caja idiotizante, el la tomó por la cintura, y dando un tirón la volteó hacia donde él estaba, la besó con tal fuerza que ella sentía desfallecer, le hizo el amor con tal complicidad que no hubo necesidad de decir nada, se sentía bien y con eso bastó.
Cada fin de semana ella tomaba su maleta, se despedía de papá y mamá con un beso en la mejilla al tiempo que les decía: -voy con él, regreso mañana-
Eres mi mejor amiga, eres mi cómplice... mi hermana incestuosa le decía él, ella sonreía.
Su complicidad alcanzó matices que ella jamás se imaginó, por la tarde alguna de las chicas que a él le gustaba estaba en el departamento que compartían, antes de ponerse celosa, le cerraba un ojo y se metía a su cuarto... siempre regresaba a ella, y ella se sentía segura.
Sucubo, solía decirle después de que ella le daba sexo oral, eres un maldito demonio escuincla!!! y me encanta, y ella sonreía y se sentía segura.
Siempre que se ven se saludan con un beso en los labios y se despiden con un abrazo fuerte...muy muy muy fuerte y sincero.
En qué momento se perdió su pasión?, en qué momento la ecuación se quedó sin solución?
2 Comments:
Hey Monito...no se la solucion.. solo se que el amor o el sentimiento nunca acaba, solo se transforma y se manifiesta de diversas maneras... un beso y cuidate
no me hagas mucho caso, tal vez sólo estoy loco... pero creo que las cosas terminan siempre en el momento indicado, para pasar a algo mejor.
Después de la tormenta, siempre llega la calma.
Saludos!
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